Ayudamos a Sergio hace unos cinco años con su solicitud a Computer Science en la universidad de Swansea. había hecho un gap year para acabar sus estudios en el conservatorio, ganó un premio nacional del British Council y consiguió hacer prácticas en IBM. Ahora está haciendo un Máster en la universidad de Cambridge.
Es un gran ejemplo de cómo un estudiante puede marcar su propio camino.
Estamos muy orgullosas de que quiera compartir su experiencia de con nosotras
Soy Sergio Rivera, graduado en ciencias computacionales por la Universidad de Swansea y actualmente estudiante de máster en la Universidad de Cambridge.
En 2019, tomé la decisión de cruzar fronteras internacionales para continuar con mi educación superior. Esta experiencia me permitió entender que cambiar de perspectiva no es meramente recomendable, sino absolutamente esencial para el crecimiento personal y, sobre todo, académico.
A lo largo de mi travesía en el extranjero, he acumulado una serie de reflexiones y aprendizajes que son estrictamente personales pero que podrían ofrecer una visión invaluable para aquella persona que esté considerando o a punto de embarcarse en un viaje similar. El acto de salir de la zona de confort de uno mismo para enfrentar nuevos desafíos, culturas y métodos de enseñanza puede ser una de las experiencias más enriquecedoras que un estudiante puede tener.
Un gap year puede ser muy beneficioso
Tomar un «gap year» o año sabático (entendido como año exploración de intereses y de desarrollo de personal) de antes de adentrarse en la intensidad de la vida universitaria puede ser un punto de inflexión en la vida de cualquier estudiante.
Esta pausa deliberada ofrece la oportunidad no solo de descubrir lo que realmente te motiva y apasiona, sino también de madurar y desarrollar una perspectiva que el entorno estructurado de las aulas es incapaz de proporcionar. Es un período que invita a la reflexión, a aventurarse fuera de la zona de confort, a explorar nuevos horizontes, aprender de diferentes culturas y, sobre todo, a crecer tanto personal como emocionalmente.
En mi caso, aproveché ese tiempo para culminar mis estudios en el conservatorio de música. A pesar de que solo me restaba un año para finalizarlo, la decisión de posponer mi ingreso a la universidad resultó ser inmensamente beneficiosa. Al retomar mi camino académico al año siguiente, las ventajas de esa pausa se hicieron evidentes. No solo había desarrollado una mayor resiliencia y autodisciplina, sino que también adquirí una claridad sobre mis objetivos y aspiraciones que no tenía antes. La certeza de que estaba persiguiendo mi verdadera pasión se convirtió en una fuente inagotable de motivación.
Es tristemente común escuchar historias de amigos o conocidos que, al cabo de un tiempo, deciden abandonar sus estudios o incluso cambiar radicalmente de profesión. Si bien algunas de estas decisiones pueden estar influenciadas por circunstancias imprevisibles, creo firmemente que, en muchos casos, el problema subyacente es la precipitación en la elección de una carrera sin haber tenido el tiempo suficiente para entender realmente lo que nos mueve.
Un año sabático actúa como un bálsamo en este sentido. Proporciona ese espacio vital para la introspección y el autoconocimiento. Al disponer de ese tiempo adicional, uno puede realmente sumergirse en diversas actividades, experimentar con diferentes campos y, en última instancia, tomar decisiones educativas y profesionales más informadas y alineadas con sus verdaderos intereses y pasiones.
Puedes leer un interesante artículo de El País sobre las ventajas del año sabático (gap year) pinchando aquí
La universidad a la que vas no determina tu futuro
A lo largo de nuestra vida académica, nos enfrentamos a innumerables decisiones, algunas de las cuales tienen un impacto significativo en nuestro futuro profesional. Entre éstas, optar por un año sabático y seleccionar una universidad para proseguir nuestros estudios destaca por su relevancia. Estas elecciones, aunque cruciales, no deben ser vistas como determinantes absolutos de nuestro destino. Es importante comprender que, si bien estas decisiones pueden influir en nuestras vivencias y oportunidades, no dictan nuestra esencia ni delinean las fronteras de lo que podemos lograr.
Un año sabático (gap year), por ejemplo, puede brindarnos una invaluable visión del mundo, permitiéndonos adquirir experiencias que van más allá del aula, como previamente he descrito. De manera similar, aunque una universidad de renombre puede abrir ciertas puertas gracias a su reputación, no es un certificado infalible de éxito en el futuro.
Es innegable que los estudiantes que tienen el privilegio de asistir a estas universidades de renombre suelen estar equipados con habilidades y conocimientos que son altamente valorados en diversos sectores profesionales. Estas instituciones, gracias a sus recursos y conexiones, pueden proporcionar una formación académica de excelencia y oportunidades exclusivas. No obstante, es fundamental no caer en la trampa de creer que el nombre de una universidad es el único indicador de la valía o competencia de un individuo.
La realidad laboral demuestra que la evaluación de candidatos en procesos de selección se basa en un conjunto de criterios mucho más amplio, donde la adaptabilidad, el compromiso y las habilidades prácticas juegan un papel tan importante como la formación académica.
Mi experiencia personal en IBM, donde realicé mi periodo de prácticas durante mis estudios, es un claro testimonio de esto. A pesar de la percepción común de que las grandes corporaciones tecnológicas solo reclutan de universidades elitistas, la realidad fue otra. Muchos de los pasantes con los que tuve el placer de trabajar no provenían de instituciones de renombre. Sin embargo, todos compartíamos un denominador común: estábamos trabajando para una de las empresas tecnológicas más grandes del mundo, demostrando que el talento y la dedicación pueden triunfar independientemente del origen académico.
Las prácticas laborales no caen del cielo
Las oportunidades raramente se presentan a quienes esperan pasivamente. Especialmente en el competitivo mundo laboral actual, donde los puestos de prácticas son altamente codiciados, y la demanda supera en ocasiones la oferta (dependendiendo del área). Una actitud proactiva es esencial para destacar en un mar de candidatos que, al igual que tú, buscan esa valiosa experiencia que puede ser el trampolín para futuras oportunidades profesionales.
Además de la investigación básica y la presentación de solicitudes, es vital prepararse adecuadamente para las entrevistas, ya sea perfeccionando tu currículum, ensayando respuestas a preguntas comunes o incluso invirtiendo en una vestimenta profesional. La preparación muestra a los empleadores potenciales que te tomas en serio la oportunidad y que estás dispuesto a ir más allá para asegurar tu posición.
Es necesario ser consciente que las universidades no van a trabajar nunca por ti, y que la responsabilidad de encontrar un “placement” recae totalmente en tu esfuerzo. Sin embargo, la institución donde estudies te proporciona varios canales de ayuda. Varias de las maneras en las que las universidades de Reino Unido facilitan tu búsqueda son alojando ferias de empleo, talleres y conferencias. Este tipo de eventos no solo te proporcionan una plataforma para interactuar directamente con reclutadores y representantes de empresas, sino que también te permiten obtener una visión más clara de lo que la industria busca en los candidatos.
Un mundo laboral en constante cambio
Estamos en una era donde la velocidad del cambio en el mercado laboral es vertiginosa. Las industrias se transforman, las profesiones evolucionan y las habilidades requeridas hoy podrían ser obsoletas mañana. En este contexto, preguntar «¿Qué salida tiene esta carrera?» se convierte en una consulta con fecha de caducidad. La realidad es que no hay garantías, y confiar únicamente en el título académico como pasaporte para el éxito es un enfoque obsoleto.
Hoy más que nunca, es imperativo cultivar una mentalidad adaptativa. La adaptabilidad, junto con habilidades como la resolución de problemas, la comunicación efectiva y la curiosidad intelectual, se están convirtiendo en los mejores aliados para navegar en un entorno laboral inestable y en constante evolución.
Durante mi tiempo en la Universidad de Cambridge, una institución reconocida por su rigor académico, he experimentado cómo el programa educativo está diseñado para ser más que solo una transmisión de conocimientos; es un entrenamiento en habilidades críticas como la toma de decisiones, el pensamiento crítico y el trabajo en equipo. Estas habilidades, a menudo etiquetadas como «habilidades blandas», son en realidad los activos más sólidos que uno puede tener en el mundo laboral contemporáneo.
Es evidente que los caminos profesionales ya no son lineales. No es raro cambiar de empleo, de industria o incluso de carrera varias veces a lo largo de la vida laboral. Por lo tanto, en lugar de centrarse exclusivamente en un conjunto fijo de habilidades técnicas, el objetivo debe ser convertirse en un aprendiz perpetuo. Debes estar preparado para explorar nuevas oportunidades, aprender constantemente y adaptarte a los cambios.
Hacer un master no es siempre necesario para encontrar un buen trabajo
En España, la «titulitis» es real, pero un máster no siempre es la respuesta. A veces, ganar experiencia en el mundo real puede proporcionarte una perspectiva invaluable y ayudarte a decidir si realmente necesitas ese título adicional.
Es evidente que en el ámbito laboral, donde la competencia es feroz y las expectativas son altas, tener un máster podría ser visto como un elemento diferenciador. No obstante, la realidad es que este nivel de educación no siempre es necesario para lograr una carrera exitosa. En ciertos campos, especialmente en tecnología y programación, la habilidad para demostrar conocimientos prácticos y experiencia laboral previa puede ser igual o incluso más valorada que un título de posgrado.
Un máster puede ofrecerte una especialización en un área particular y brindarte las herramientas teóricas necesarias para abordar problemas complejos, pero es una inversión significativa en términos de tiempo y dinero. Por lo tanto, antes de embarcarte en un máster, es crucial evaluar si este camino alineará realmente con tus objetivos profesionales a largo plazo. En muchos casos, podrías encontrar que una combinación de experiencia laboral relevante y formación continua puede ser más efectiva para alcanzar tus metas profesionales.
En mi propio caso, decidí continuar con estudios de posgrado en la Universidad de Cambridge para profundizar en áreas de la informática que me interesan particularmente, como el aprendizaje automático avanzado y las arquitecturas de microservicios. No obstante, la decisión de hacer un máster fue una elección personal, fundamentada en mis aspiraciones y en el campo específico en el que estoy interesado.
Ser funcionario no es el sueño de todos
Ser funcionario, especialmente en países donde este tipo de empleo ofrece una alta seguridad laboral y beneficios asociados (España), es una opción que atrae a muchas personas. Las ventajas son innegables: estabilidad, una buena pensión y, a menudo, un equilibrio más razonable entre la vida laboral y personal. No obstante, también es evidente que este tipo de empleo puede llegar a ser bastante limitante en términos de desarrollo profesional y crecimiento personal. La falta de dinamismo y las limitaciones en la toma de decisiones resultan desmotivadoras. Además, es posible que no tengas la misma libertad para explorar diferentes intereses y disciplinas que podrías tener en el ámbito privado o en un entorno de inicio más flexible. Por ejemplo, en campos de rápida evolución como la tecnología y la ciencia de datos, el ritmo de cambio puede ser tal que el entorno burocrático de una posición de funcionario podría no permitirte mantenerse al día tan eficazmente como podrías desear.
Por otro lado, en el sector privado, las startups y las empresas tecnológicas están impulsando una gran cantidad de innovación. Si bien estos entornos pueden ser más volátiles en términos de seguridad laboral, ofrecen la oportunidad de trabajar en proyectos de vanguardia y con tecnologías emergentes. En estas empresas, es posible que te encuentres constantemente desafiado y estimulado, lo que puede ser inmensamente gratificante tanto personal como profesionalmente.